jueves, 5 de septiembre de 2013

El Síndrome de Peter Pan:Cuando los seres humanos no quieren crecer

El Síndrome de Peter Pan:
Cuando los seres humanos no quieren crecer

No es una cuestión de edad. Existen ejemplares de 30, 40, 50, 60 años y los hay que mueren siendo Peter Pan, a pesar de la infatigable inversión que dedican a soslayar la vejez. El psicólogo norteamericano Dan Kiley denominó como Síndrome de Peter Pan al conjunto de rasgos que tiene aquella persona que no sabe o no puede renunciar a ser hijo para empezar a ser padre.  El hombre/niño que se resiste a crecer es incapaz de cuidar y proteger a nadie así como de intercambiar papeles igualitariamente en el contexto de una pareja. Exhibe un desfase patológico entre su edad cronológica y su madurez afectiva. Hombres que presumen de joviales, simpáticos, alma de las fiestas, deportistas, aplicados seductores de jovencitas a edades notoriamente inadecuadas, con frecuencia no son más que "peter panes" afectivamente inmaduros y promotores de mucha desdicha en las relaciones de pareja. Se trata de hombres que no han aprendido la diferencia entre haber crecido y ser adultos.
Por otra parte, el complejo o dilema de Wendy, señalado por Dan Kiley cuando habla de la actitud maternal, se refiere al papel de Wendy en la historia de Peter Pan, que representa un modelo de la mujer que a falta de controlar su propia vida hace esfuerzos por controlar la de su pareja a través de un papel maternal.
Pese a ser un problema que se produce en ambos sexos y a todas las edades, el síndrome de Wendy es mucho menos frecuente.
Resistirse a adquirir las responsabilidades que conlleva entrar en la etapa adulta, además de producir desequilibrios personales, puede derivar en serios problemas a la hora de que una relación de pareja funcione. Compartir un proyecto de vida en común con alguien que es incapaz de sacrificar o apartar los placeres de la juventud para poner todo lo que tiene para conseguir unas metas, no siempre fáciles, pero necesarias, a parte de producir insatisfacción, acaba convirtiéndose en un lastre a la hora de luchar por conseguir esos objetivos.
Ante la imposibilidad de encontrar la fuente de la eterna adolescencia, parte de los hombres de la sociedad actual han optado por anclarse en una juventud que si bien no es física, sí les garantiza la psicológica y la comodidad de afrontar el día a día sin ir más allá, una especie de Carpe Diem cuya problemática aumenta proporcionalmente con la edad física del individuo.

Se trata sin duda de una dulce tentación entre la juventud y la madurez, entre el País de Nunca Jamás y el mundo real. El primero siempre resulta más atractivo y tentador, pero llegada la hora, hay que coger el toro por los cuernos y saber dar el paso de un estado a otro.

El Peter Pan actual

Por mucho que pueda pesar, el paso del tiempo es ineludible y nadie escapa a él, ni siquiera estos Peter Pan modernos. Su comportamiento sigue siendo como el de un adolescente. Pese a su sonrisa casi imperecedera y a tratarse de personas muy divertidas y con unas inmensas ganas de disfrutar de todo los aspectos de la vida, tras esa apariencia se esconde alguien tremendamente inseguro con un terrible miedo a la soledad.

Esa inseguridad también se plasma en el campo afectivo. A pesar de una aparente seguridad en sí mismos, son personas que necesitan grandes dosis de afecto y la necesidad de una mujer a su lado que se lo pueda ofrecer. Sin embargo, pese a esta dependencia, cuando la relación se torna en algo más serio y empieza a requerir dosis cada vez más altas de compromiso y responsabilidad, se asusta y acaba produciendo la ruptura de la pareja.

Esto es una de las causas de que cambien continuamente de pareja, buscando incluso chicas más jóvenes, que impliquen menos planes de futuro y a su vez puedan contagiarse de su inmadurez. En el caso de coincidir en una pareja un Peter Pan y una Wendy, es posible que con el paso del tiempo cada uno acabe en la casa de sus padres.

¿Y si se le olvida volar?

Si al nuevo Peter Pan todo le sale bien, disfrutará durante muchos años, pero llegará un momento de reflexión donde comenzará su crisis. Aunque él goce de éxito profesional y económico, se da cuenta de que en su vida no hay nada estable ni firme.

Durante el tiempo que se está bajo este síndrome, se vive con vistas a muy corto plazo, la persona se siente insatisfecha con lo que le rodea pero no hace nada para solucionarlo. Su búsqueda de satisfacción en cada momento, le puede hacer recurrir al alcohol y las drogas como forma instantánea de obtenerla. Buscan siempre la culpabilidad de todo lo que sucede a su alrededor en los demás, sin que nunca se sienta realmente parte del problema, y ni siquiera de la solución.

Atreverse a crecer

Ante todo, el Peter Pan tendría que concienciarse de que tiene un problema. Muchos de ellos se tienen por encantadores y no llegan a la autocrítica necesaria para ver que están abusando de los demás. Creen que con su presencia basta. Sin embargo, ellos son los más perjudicados por la soledad en la que desemboca su vida. Sus amigos son superficiales y circunstanciales y sus amores, al final de la vida, son interesados y falsos. No pueden desarrollar relaciones amistosas o afectivas sólidas.
Si reconoces que tienes estas características, aún estás a tiempo de cambiar algunos comportamientos que podrían dificultar la formación de vínculos afectivos maduros.
Aunque también es cierto que muchas madres, novias y esposas tendrían, asimismo, que dejar de producir “peter panes”. Nunca se acabarán los Peter Pan en este mundo, mientras sigan existiendo las Wendy.


¿Te reconoces como Peter Pan?

  • Peter Pan posee el deseo interno de ser cuidado, que sus demandas sean satisfechas, y da por sentado que los demás se encargarán de todo eso. Se sorprende y se enfada si no es así. Además sus necesidades son apremiantes, no se pueden postergar.
  • Peter Pan no cree que tenga la obligación de contribuir a amar, dar o hacer. Mas bien su inquietud se concreta en recibir, pedir y criticar.
  • No está hecho para la vida adulta, no puede cumplir promesas, mantener un trabajo, una pareja, una casa porque no se puede comprometer. Está comprometido con el no-compromiso. Nada puede obstaculizar su libertad.
  • Las necesidades básicas de Peter Pan suelen ser cubiertas por otra persona. Esa otra persona acostumbra a ser alguien a quien le gusta cuidarlo. Aunque esa otra persona siente un cierto malestar por el abuso, no hace nada al respecto para no provocar conflictos a Peter.
  • Peter Pan no se responsabiliza de sus emociones, siempre cree que el otro es el responsable de sus sinsabores y contrariedades.
  • Peter está centrado en sí mismo, sus disgustos, su rabia, su desaliento, su estrés, su trabajo excesivo...
  • El papel de la persona que cuida a Peter puede estar encarnado por una madre, una hermana, un padre o una esposa, la pareja que sustituye a la madre.

¿La reconoces como Wendy?

  • Cuando habla de su familia suele decir que tiene tres hijos, su marido y los dos niños.
  • Le gusta sentirse imprescindible.
  • Cree que el amor es sacrificio y resignación.
  • Se vive excusando contigo.
  • Justifica continuamente tu mal comportamiento e informalidad ante los demás.
  • Evita a toda costa que te enfades.
  • Siempre te está pidiendo perdón.
  • Intenta continuamente hacerte la vida agradable.
  • Te hace psicoterapia y fisioterapia cuando vienes del trabajo.
  • Insiste en hacer cosas por ti. Va a la tintorería, al gestor, al banco, a pagar impuestos, a comprar el regalo de tu secretaria y te hace, sin protestar, todas tus tareas aburridas o incómodas.
  • Respeta tus espacios y tus salidas con los amigos sin discutir.

¿Eres recuperable?

  • Aprende a tolerar las frustraciones sin hacerte la víctima.
  • Preocúpate por el bienestar de las personas que amas.
  • Escucha activamente los problemas de los demás.
  • Acepta la pérdida de privilegios que comportan los compromisos.
  • Entiende que al tomar una decisión, siempre hay una desventaja que asumir.
  • Todos somos responsables de nuestras propias emociones. No son los demás que nos hacen enfadar, somos nosotros que nos enfadamos.
  • Establece relaciones más equitativas con las personas, no les pidas aquello que no eres capaz de dar.
  • Dar las gracias no significa rebajarse ante los demás. Ten en cuenta que nadie nació con la obligación de servirte.

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