Vale citar nuevamente a Lacan: “… el duelo en Hamlet no nos permite ocultar que, en el fondo de ese duelo, hay un crimen. Que, hasta un cierto punto, todos esos duelos se suceden en cascada, como los resultados, las secuelas, las consecuencias del crimen de donde parte el drama”.
Tanto Freud como Lacan proponen que se está en duelo por aquel a quien faltamos, a quien, por haber amado-odiado -porque el amor es ambivalente – deseamos algún mal. Falta, entonces, en su versión culpable. Pero falta también en su lugar de causa: era su falta, me hace falta hablen de que el objeto amado está implicado en el fantasma de aquél que le falta, produce una estocada en el fantasma, conmociona y atañe lo público, lo privado y lo íntimo. Ese velo se llama en Jones el odio.
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