jueves, 17 de abril de 2008

Para Mario (7-11-98)

El hombre
silenciosamente lee.

Sin pestañear, ni arrogancia,
ni sorpresa, ni interrogación.

Sin rictus alguno, lee.

Sus 42 años, a las 6,10
de la mañana, todavía controla.

Lee sin señales ni signos,
ni asombro, ni arruga.

Lee sin daño,
para no dañarse.

Lee sin símbolos,
para no arrugarse.

El hombre que lee así,
a las 6,10 de la mañana,
es un hombre sabio.-

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me voló la bocha. Es perfecto, es simplemente un poema perfecto.

Anónimo dijo...

El sabio escucha y evita el insulto; el ignorante, en cambio, oye y responde