viernes, 12 de septiembre de 2014

El recuerdo de mi historia con Goyo Flax ( 20 de marzo 2014)

Recuerdos en flashes...

En 1967 tenía 12 años. Habia terminado la primaria, que llegaba hasta 6º grado.
Cada verano nos radicábamos en Lago Epecuén. Al principio me ponía feliz la idea de estar cerca de la laguna, de estar con amigos y amigas , de disfrutar del verano.
A la semana ya estaba deprimida y resignada al mandato familiar: "vinimos a trabajar, no de vacaciones".
Un nuevo motivo de odio se había agregado a mi ya difícil relación con mis padres:  mis compañeras de escuela, amigos del barrio, venían de la playa, felices y tostados, a tomar un helado en la heladería de mi padre. Y alli estaba yo, viendo cómo pasaba la felicidad de la adolescencia delante de mi cara. Mientras servía un helado detrás de otro.... para mí chocolate y frutilla.... otro de crema y dulce de leche....
En esa época ya tenía curvas y usaba corpiños.
Me daba cuenta de la atracción que ejercía sobre algunos chicos.... con quienes era imposible quedarme más de 10 minutos sentada en la vereda. El deber me llamaba de contínuo.
(Muchos años después entendí por qué siempre me enamoraba de quienes vivían muy lejos... había elegido amores imposibles, acatando todas las prohibiciones familiares)


Año 1968. 13 años. Conocí a Goyo. Él era más "afín a mi situación", porque sus padres tenían hotel, y trabajaban todo el verano allí.
Hoy debo reconocer que nunca supe si Goyo trabajaba o no con sus padres. Lo cierto es que él venía, como todos, a nuestra heladería. El tenía 3 años más que yo, y me volvia loca su manera de caminar... caminaba un poco "ladeado", con la cabeza semiinclinada, un mechón rubio cayendo sobre sus ojos... admito que me habían apasionado su chuequera y sus ojos verdes.
Un día -una sóla vez en todas las temporadas- tuve permiso para ir a la playa con Goyo. Fuimos a una zona totalmente apartada de la playa, sobre el margen izquierdo de la laguna. Confieso que esperaba recibir mi primer beso "de amor". Quizá porque él era consciente de sus 3 años más, o quizá por alguna advertencia que le habría hecho mi padre, no sólo no me besó, sino que comencé allí a percibir un aire a extraña melancolía, a renuncia....


Año 1969. 14 años.
Ese verano empecé a ir al boliche de mi padre. Se llamaba Rendez Vous. Una noche fuimos un grupo de amigos/as, bajo la supervisión de mi tío Juan, que era como mi hermano mayor. Recuerdo estar bailando con Goyo un tema lento; solo teniamos los brazos apoyados uno en el otro, sin contacto del cuerpo.
Llegó mi padre, nos separó, diciendo: vos aqui, y vos aqui.... nos colocó, separados, a metro y medio de distancia!
               Yo quería morirme de la vergüenza pública que mi padre me hacía pasar.


Año 1970. Marzo o Abril. Recibo en Carhué, una encomienda que me envía Goyo desde Buenos Aires.
Es un disco simple, de Doménico Modugno, cuyo título era "Cómo has hecho"........... la letra y el gesto , una clara demostración de enamoramiento.... he llorado, he maldecido, he odiado los destiempos, la penosa circunstancia de haber nacido en la familia que me había tocado nacer.... la rebeldía de la adolescencia, el no entender por qué estaba enterándome de ese modo, que mi amigo había soñado con "algo más" conmigo.
Nunca pudimos ponerle palabras mientras nos vimos. Ni acciones. Y eso me llenó de bronca y de impaciencia.

Ese año cumplí 15 años y Goyo no fué a mi fiesta. Y no sé qué pasó de allí en adelante con nosotros.
Supongo que nos resignamos a la distancia. A la timidez. A la necesidad enorme que tenía yo de alguien que me amara con el coraje necesario. Porque sin duda, había que tenerlo!


Un año después cambié mi vida y mi rumbo. Viré buscando libertad.  Y Sali de Guatemala para meterme en Guatepeor.

A Goyo volvi a verlo unos años después, imagino que en 1975 o 1976, despues de separarme y mudarme a vivir a Vicente López. El último recuerdo que tengo, es de nosotros dos caminando por avenida Maipú, sin brújula ni norte.... caminando por la vereda de frente a la heladería, unas cuadras más hacia el lado de Olivos.... teniamos cierto malestar. Yo me sentía en inferioridad de condiciones por ser una mujer separada, madre de una niña, y de familia católica y complicada.
El me contó que estaba noviando con Susana. El viejo globo pendiente de la adolescencia se volvió a pinchar. Y nunca más volvimos a vernos.

Hasta la semana pasada, 14 de Marzo de 2014!!!!!

cuando nos despedimos, le metí dos piquitos, con el entusiasmo que debo haber tenido allá por mis 14 años.












El alma abierta, de par en par. 09-04-94

Soñaba -de pequeña-
que un príncipe
me rescataba
de esa cárcel
que era
la vida en la infancia;
donde casi todo
lo que parecía
diversión y libertad
era patrimonio
de "los grandes".

"Yo no tengo amores pasajeros"
me dije, entre sueños.
Dos veces en mi vida
alguien lo interpretó.

La curiosidad,
la transgresión,
la precocidad,
la desesperación.
Esencias que rubricaron el encuentro.
Otro mundo, vislumbrado
en la adolescencia.

Passolini -Teorema-
Barjavel y sus Caminos a Katmandú.
Bécquer y las Rimas.
Esculturas, grabados,
Renacimiento, Barroco.
Chopin, Beethoven.
Van Gogh - Gaughin.
Baudelaire - Rabelais.
El Mayo Francés.
El hippismo. El Rock.
La Protesta. La Revolución.
Woodstock. Bob Dylan. Pink Floyd.
(Por nombrar sólo algunos recuerdos)

Heterogeneidad de formación
é información,
alimentaba esa búsqueda,
ansiosa;
la necesidad desesperada
de descubrir una
realidad diferente,
una identidad posible,
dentro de mi propio
universo exótico.

Rara avis
quebradora de normas.
Quince años.

En la evolución
del tiempo
llega gente cultivada,
bibliotecas humanas parlantes,
varios años mayores.
Impregnan nuevos
elementos,
huellas imperdibles.

Los 80 me envolvieron
en el halo romántico
y definitivo del
existencialismo.
Intelectuales, poetas,
escritores (del 50)
imprimieron mis deseos,
con treinta años
de anticipación.


Sartre - Beauvoir,
el modelo añorado.
Henry Miller y Anaïs Nin,
recreados en el vínculo
epistolar,
con un afecto por allá...
Héctor en Brasil,
Jorge, en Ibiza,
Hoy, con Gabriel,
en el sur.
Todos ellos artistas.
Under.
Y yo también.

Los amores,
los odios,
las pasiones,
todo reverberando
en mi universo escueto
de concretos,
poblado de abstractos,
nutrido de fantasías
que pugnan por ser...
realizadas.

La salvación individual
yo la planteo
multiplicada con otro
yo.
Con un otro que suponga
el mismo camino.
El mundo se destruye.
Escepticismo
generalizado.
Hace estragos de mí.

Sólo nos queda
inventar la
salvación.
Recrear algunos
personajes,
Algunas enseñanzas.
Salvarnos allí
donde sea
un placer para el alma
y los ojos
respirar ese aire,
esa intimidad,
ese verde ó
ese mar,
esa naturaleza con
ese natural ser,
vivir siendo naturales.

Los libros,
la música,
la compañía,
la actividad
elegida.
Algunos viajes,
descubrir tesoros,
conservar reliquias,
escribir trascendiendo,
gestar un hijo
en esa vida natural.
Naturalmente
emparentarlo
con la tierra,
y el ciclo de la vida
volverá a empezar.